La Hiperhidrosis axilar es la más frecuente de las localizaciones de la enfermedad, comienza en la adolescencia con el desarrollo hormonal, se presenta a veces sin olor, aunque en otros casos el olor es intenso y afecta la calidad de vida del paciente.

La transpiración es una función natural del cuerpo humano muy útil para la termorregulación corporal, pero cuando esta se produce en cantidades superiores a las necesarias, hace referencia a un síntoma relacionado con la actividad excesiva de las glándulas sudoríparas ecrinas.

El sudor excesivo o hiperhidrosis, señala un artículo de la publicación Dermatología Revista Mexicana, es motivo de consulta frecuente en dermatología, con prevalencia en la población de 2.8 a 4.8%. Datos similares de estudios descriptivos en Suecia y Alemania, ubican a la enfermedad en un 5.5% y 6.1% respectivamente.

A pesar de ello, no son las poblaciones con el índice de afectación más alto, pues estos los tienen la población canadiense (12.3%) y china (14.5%). Uribe y Franco (2020), en su investigación, señalan, además, que el grupo de edad más afectado comprende edades entre 18 y 39 años, y la menor prevalencia, en pacientes adultos mayores de 65 años y los menores de 12 años.

Los sitios anatómicos afectados con mayor frecuencia son la región axilar en un 50.8 y 65% de los casos y las palmas en 35.7%, estos porcentajes varían entre estudios, pero lo que sí es claro en ellos, tienen predominancia en el sexo femenino.

Clasificación

La hiperhidrosis se puede clasificar en función de su etiología, pudiéndose presentar como un proceso idiopático (desconocido) o ser el resultado de una afección específica que se denomina hiperhidrosis primaria o secundaria, respectivamente, la primera es la forma más frecuente. Y según su localización (focal o generalizada).

La hiperhidrosis idiopática o primaria, explican Halpert, Ortiz y Chaparro, en su artículo “Hiperhidrosis axilar primaria”, publicado en la Revista de la Asociación Colombiana de Dermatología y Cirugía Dermatológica, se presenta generalmente en edad temprana, la infancia o la adolescencia.

Se debe a una consecuencia de una disfunción neuronal autonómica, con presencia en zonas de mayor concentración de glándulas ecrinas, como son las palmas, las plantas y las axilas, aunque existen otras áres menos frecuentes, como el cuero cabelludo, el tronco y la cara. El diagnóstico dependerá de que se hayan descartado otras causas como la hiperhidrosis secundaria.

Sin embargo, se ha documentado entre un 30 a 50% de los pacientes con hiperhidrosis palmar antecedentes familiares de la enfermedad, por lo que se creería que está determinada por un componente genético.

La hiperhidrosis secundaria, generalmente en la edad adulta, puede ser originada por trastornos neurológicos, endocrinos, infecciosos, tumorales y por múltiples fármacos como los opioides, ciertos AINEs, antidepresivos, calcioantagonistas o quimioterápicos. Su diagnóstico requiere exámenes de laboratorio y una rigurosa historia clínica.

Diagnóstico

El diagnóstico de la hiperhidrosis se centra en tres fases: en la primera, se requerirá de la anamnesis (datos que se recogen en la historia clínica) y el examen físico del paciente, acompañado de criterios diagnósticos que definan una hiperhidrosis primaria, con al menos seis meses de duración y con cuatro de los siguientes criterios:

1. Afectación principalmente de: axilas, palmas, plantas o áreas craneofaciales.  
2. Afectación bilateral y relativamente simétrica.  
3. Episodios que ocurren al menos semanalmente.  
4. Ausencia de sudoración durante el sueño.  
5. Comienzo antes de la edad de 25 años.  
6. Antecedente familiar positivo.  
7. Deterioro de las actividades diarias.  
Tabla 1. Criterios de diagnóstico para la hiperhidrosis idiopática o primaria, (Uribe y Franco, 2020).

En una segunda fase, se buscará una evaluación subjetiva, con el test de yodo (se coloca povidona yodada al 2% sobre la zona a delimitar) o la gravimetría (comparar un papel de filtro antes y después de su aplicación).

Y en la tercera fase, se analizará al paciente bajo escalas de evaluación, teste que evalúan su seriedad e impacto en la calidad de vida de los pacientes.  Asimismo se emplean las siguientes preguntas:

1. Mi transpiración nunca es notable y nunca interfiere con mis actividades diarias.  
2. Mi transpiración es tolerable, pero a veces interfiere con mis actividades diarias.  
3. Mi sudoración es apenas tolerable y con frecuencia interfiere con mis actividades diarias.  
4. Mi sudoración es intolerable y siempre interfiere con mis actividades diarias. Tabla 2. Escala de gravedad de la hiperhidrosis, (Uribe y Franco, 2020)

Tratamientos

En la actualidad existen varios tratamientos para la hiperhidrosis, pero la que ofrece soluciones más permanentes en la alternativa quirúrgica.

En el caso del tratamiento tópico, para la hidrosis focal primaria lo mejor hasta la fecha es el cloruro de aluminio y los anticolinérgicos tópicos.

Uribe y Franco, describen en su investigación que el cloruro de aluminio actúa a nivel del ducto de las glándulas ecrinas bloqueándolas y produciendo atrofia y vacuolización de las células glandulares secretoras, así como necrosis de las células epidérmicas que conforman el conducto glandular. La solución puede aplicarse en una concentración 10-12% e ir incrementándose hasta el 35%.

Esta solución puede disolverse en conjunto con alcohol etílico o ácido salicílico, cuyas propiedades queratolíticas mejoran la penetración del producto en áreas hiperqueratósicas. El efecto secundario del cloruro de aluminio es la irritación cutánea.

En el caso del tratamiento oral, los principales agentes sistémicos son los anticolergénicos, entre ellos la oxibutinina, glicopirrolato y el bromuro de mentatelina. Como efectos secundarios podrían destacarse la boca seca, visión borrosa, retención urinaria, estreñimiento y taquicardia.

En cuanto al tratamiento quirúrgico, consiste en el raspado (curettage), de las glándulas sudoríparas axilares. Es un procedimiento poco invasivo, seguro, de baja frecuencia en los efectos secundarios y de fácil realización. Esta técnica cuando se la realiza de manera adecuada tiene un 100% de efectividad en la hiperhidrosis axilar.

Y la termoterapia, que abraza tres técnicas, láser, microondas y radiofrecuencia, emiten calor a las glándulas sudoríparas, y desnaturalizan las proteínas, gracias a temperaturas mayores a los 56°C.

Conclusión

La hiperhidrosis afecta la calidad de vida del paciente, llega a ser estigmatizado por la sociedad y deriva un aislamiento gradual en la convivencia con otros individuos. Actuar de manera inmediata podría conllevar al control de la enfermedad y erradicación de la misma bajo los tratamientos antes mencionados.

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Bibliografía:

  1. Callejas, M. A., Grimalt, R., & Cladellas, E. (2010). Actualización en hiperhidrosis. Actas Dermo-Sifiliográficas101(2), 110-118.
  2. Fernández, D. G., & Oliva, N. P. (2012). Actualización en hiperhidrosis focal primaria. Medicina cutánea ibero-latino-americana40(6), 173-180.
  3. Halpert, E., Ortiz, C. I., & Chaparro, D. (2017). Hiperhidrosis axilar primaria. Revista de la Asociación Colombiana de Dermatología y Cirugía Dermatológica25(4), 294-302. https://revista.asocolderma.org.co/index.php/asocolderma/article/view/303/280
  4. Uribe-Ortiz, P., & Franco-Correa, V. (2020). Hiperhidrosis. Dermatología Revista Mexicana64(1), 26-38. https://www.medigraphic.com/pdfs/derrevmex/rmd-2020/rmd201e.pdf