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Temperaturas altas y bajas, humedad, y agentes químicos deshidratantes como los ácidos, los álcalis, los disolventes y los limpiadores fuertes, comprometen la función defensiva de la piel, provocando la pérdida de agua y con ello, desencadenando una xerosis cutánea.

La xerosis o piel seca, es descrita por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, como la carencia de lípidos u otros factores hidratantes naturales de la piel. Su incidencia es más común de lo que se piensa y puede afectar a cualquier grupo etario.

En Ecuador, de acuerdo con un artículo de la revista científica Anales de la Facultad de Medicina, las enfermedades de la piel ocupan el tercer lugar dentro de las 10 causas de morbilidad general; afectando especialmente a menores de edad y mujeres, más no son consideradas graves por lo que la población convive con esos problemas.

La xerosis se caracteriza clínicamente por una piel áspera, descamativa y habitualmente pruriginosa, desencadenada por factores como envejecimiento, clima, productos químicos, medicamentos, afecciones como eccemas o psoriasis y enfermedades tales como diabetes, tiroides hipoactiva, síndrome de Sjögren, entre otras.

Piel

La piel es el órgano más largo del cuerpo humano, sus propiedades de defensa son amplias y permiten la protección contra la radiación ultravioleta (UV), oxidantes, microorganismos y agentes tóxicos, (Marcano & González, 2006).

Es un órgano sensorial, excretor y regulador crítico de la temperatura corporal, y como parte de sus funciones, controla la pérdida transepidérmica de agua y electrolitos. Aunque, esta función es transferida al estrato córneo, la capa más superficial de la piel que constituye la verdadera interfase con el ambiente y es un prerrequisito para la vida terrestre.

Si bien el estrato córneo es esencialmente impermeable al agua, deja un pequeño influjo que sirve para mantener su hidratación y flexibilidad. ¿Por qué? Porque la hidratación en las capas superficiales es necesaria para facilitar la descamación, aquel proceso de desprendimiento de la piel en la superficie cutánea.

Deshidratación

La distribución de agua en nuestro cuerpo no es homogénea y se divide entre los diferentes órganos y tejidos. Entre el 80% y el 90% de la sangre es agua. Mientras que la piel contiene entre un 70% y 75% de este líquido, (Aquae, 2021).

En un capítulo de la revista Dermatología Venezolana, explica que el contenido de agua en la parte profunda del estrato córneo es del 70% y en las capas más superficiales del 25%.

La fracción de agua retenida por la piel de un adulto corresponde a 6-8 litros, lo que representa el 10% de su peso corporal, y se encuentra repartida principalmente en la dermis y fijada sobre proteoglicanos y glicoproteínas estructurales con las que forma un gel semifluido (sustancia fundamental).

La epidermis retiene 120cc de agua (60% de su masa) y la capa córnea apenas unos 20cc, (Marcano & González, 2006). Esta agua contenida en la capa córnea, debe mantener un equilibrio entre el contenido en agua de la epidermis y la humedad relativa del ambiente. A esta difusión de agua se la denomina pérdida.

En condiciones normales la pérdida insensible de agua suele ser de 5 gr/m2/hora, pero en niños atópicos, en las zonas secas, sin eczema es de unos 13 a 18 gr/m2/hora. Es decir, se duplica o triplica la pérdida de agua, causando xerosis.

Enfermedades

La piel seca, también puede generarse por alteraciones debido a enfermedades como dermatitis atópica, psoriasis, ictiosis y eccema de contacto irritativo.

En la dermatitis atópica, considerada un defecto hereditario, existen regiones extensas de piel seca y pruriginosa, esto debido a una disminución de la función de barrera, lo que hace al portador susceptible a sufrir asma, fiebre del heno y eczema.

La piel eczematosa de los atópicos difiere de la piel sana, la pérdida transepidérmica de agua es superior y el grado de hidratación es menor. Y aún en las zonas de piel sana se detecta también un incremento de la pérdida de agua transepidérmica, disminución de la hidratación y una capacidad de retención de agua alterada.

En la psoriasis, la pérdida transepidérmica de agua está incrementada entre 1 a 20 veces, dependiendo de la severidad de la lesión. Se observan también cambios dramáticos en la estructura lipídica del estrato córneo, lo que refleja perturbación en el suministro de lípidos de los cuerpos lamelares durante la formación del estrato córneo y cambios generales en la composición lipídica.

En la ictiosis, la xerosis ligada al cromosoma X se caracteriza por escamas grandes y adherentes, mientras que en la ictiosis vulgar, se forman gránulos de queratohialina defectuosos, conduciendo a la formación de un estrato córneo desprovisto de muchos de los componentes del factor de humectación natural.

Debido al defecto resultante en la unión del agua y las posibles alteraciones en el pH de la piel, la descamación está severamente perturbada.

Y por último, el eczema de contacto irritativo, provocada por la exposición cutánea a diferentes irritantes, lo que reduce la cantidad total de lípidos epidérmicos dando lugar a hiperqueratosis, onicorrexis y xerosis.

Tratamiento

Al día de hoy, es posible mantener la barrera cutánea sana. Para ello, existen productos como limpiadores corporales y faciales, humectantes y protectores solares, capaces de devolver la humectación natural de la piel.

Un buen humectante provee hidratantes para compensar la pérdida del factor humectante natural, así como lípidos para rellenar los perdidos en la bicapa intercelular por la alteración de la barrera cutánea.

Se ha demostrado que dosis mínimas de radiación ultravioleta bloquean completamente el proceso de síntesis del factor humectante natural lo que genera un estrato córneo medio desprovisto de éste, de ahí la necesidad de usar un buen protector solar.

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Bibliografía

  1. Aquae, F. (27 de 04 de 2021). FundaciónAquae.org. Obtenido de https://n9.cl/lroru
  2. Gallegos-Zurita, M., & Gallegos-Z, D. (2017). Plantas medicinales utilizadas en el tratamiento de enfermedades de la piel en comunidades rurales de la provincia de Los Ríos Ecuador. Anales de la Facultad de Medicina, 78(3), 315-321. Obtenido de http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1025-55832017000300011&script=sci_arttext&tlng=en
  3. Marcano, M., & González, F. (2006). Barrera Cutánea. Dermatologia venezolana, 44(2), 5-12. Obtenido de http://revista.svderma.org/index.php/ojs/article/view/156/156#
  4. Barco, D., & Giménez-Arnau, A. (2008). Xerosis: una disfunción de la barrera epidérmica. Actas dermo-sifiliográficas, 99(9), 671-682. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0001731008761714
  5. Tomado de la URL. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000835.htm. El día 27-04/2021.
  6. Tomado de la URL. https://www.insst.es/documents/94886/161958/Cap%C3%ADtulo+12.+Enfermedades+de+la+piel. El día 27/04/2021.