A partir de los 65 años, el envejecimiento genera una serie de deficiencias funcionales.
Una mala alimentación durante la tercera edad puede ocasionar enfermedades como, la osteoporosis, anemia, deficiencias de hierro, obesidad, entre otras. La malnutrición también es asociada a enfermedades degenerativas tales como cataratas, alzhéimer, indica una investigación de la Universidad de las Américas, en Ecuador.
En otro estudio, de la Revista Chilena de Nutrición, se explica que los hábitos alimentarios inadecuados se convierten en un factor de riesgo importante de morbilidad y mortalidad, contribuyendo a una mayor predisposición a infecciones y a enfermedades crónicas asociadas con el envejecimiento.

¿Qué cambios se producen en el envejecimiento?
Algunos cambios del envejecimiento que inciden en la alimentación y en el estado nutricional del adulto mayor son:
- Factores físicos como problemas de masticación, salivación y deglución, discapacidad y minusvalía.
- Factores fisiológicos como disminución del metabolismo basal, trastornos del metabolismo, cambios en la composición corporal, interacciones de fármacos, menor actividad física, soledad, depresión, aislamiento y anorexia.
- Factores psicosociales: pobreza, limitación de recursos, inadecuados hábitos alimentarios.
Se entiende que una alimentación equilibrada, es decir, aquella que contiene los nutrientes necesarios para el adecuado funcionamiento del organismo, es base de una apropiada calidad de vida, sin embargo, alteraciones en las conductas de alimentación, alteran este equilibrio, pudiendo presentar efectos en su estado nutricional.
5 enfermedades desencadenantes de una mala alimentación
1. Obesidad

De acuerdo con la Revista Habanera de Ciencias Médicas, de la Habana, Cuba, la obesidad es una enfermedad crónica que además de repercusiones físicas tiene implicaciones psicológicas y sociales.
Los estudios sobre envejecimiento demuestran que normalmente con el paso del tiempo se tiende a ganar peso, por un descenso en la actividad física y menor consumo de energía.
Esto, debido a que cada década, la tasa de metabolismo basal se reduce en un 2%, el informe resalta que los individuos mayores son más frecuentes enfermedades en que la obesidad es un síntoma de otras patologías, como el hipotiroidismo, la depresión, el uso de corticoides, demencia, inmovilidad y trastornos de conducta.
Asimismo, el tejido adiposo aumenta con la edad y redistribución, concentrándose fundamentalmente a nivel de abdomen y caderas. El exceso de grasa abdominal constituye un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.
La pérdida de peso prolongada al igual que las personas con ganancias de peso muy grandes tiene mayor mortalidad.
La obesidad ha demostrado relación con la enfermedad coronaria, hipertensión arterial, ictus, apnea del sueño, diabetes mellitus, colelitiasis, artrosis, inmovilidad y algunos cánceres.
Uno de los consejos que se detalla en el informe, es reducir la ingesta de sal, lo que puede ayudar a las personas que toman remedios antihipertensivos a detener sus medicamentos, mientras se mantenga controlada la presión sanguínea.
2. Osteoporosis

La osteoporosis consiste en la pérdida de masa ósea, hasta el punto de que el hueso es tan frágil que se fractura por sí solo.
En una de las investigaciones de la Revista Cubana de Reumatología, ‘Factores de riesgo de osteoporosis en el adulto mayor’, se considera a la osteoporosis como la enfermedad ósea metabólica más prevalente, y como segunda en problemas de salud más importantes, constituyendo un serio problema de salud dada su alta morbi-mortalidad y por los altos costos directos e indirectos relacionado con su atención.
“Una mujer de cada tres y un hombre de cada ocho mayores de 50 años sufrirán una fractura a consecuencia de la osteoporosis «, ha señalado Pierre Delmas, de la Universidad Claude Berard, de Lyon, Francia y presidente de la Fundación Internacional de Osteoporosis.
Más del 20% de las mujeres que tienen una fractura de cadera relacionada con la osteoporosis mueren antes de un año, según los datos de Delmas.
Entre los factores de riesgo se encuentran:
- El peso
- Dieta inadecuada de calcio
- Déficit de vitamina D
- Estilos de vida
- Tabaquismo
- Alcoholismo
- Sedentarismo
- Consumo excesivo de café
- Dietas hiperproteícas
- Enfermedades concomitantes
3. Anemia

La anemia es el trastorno hematológico más frecuente en el adulto mayor. Es la disminución de los glóbulos rojos, de la hemoglobina que se encuentra contenida en ellas.
Los síntomas del cuadro anémico en el adulto mayor pueden manifestarse con rasgos peculiares:
- Atípica: desencadenada con la aparición de síndrome geriátrico como caídas, síndrome confusional agudo, deterioro funcional con pérdida de actividades de la vida diaria, aislamiento social, o bien con la aparición de síntomas no específicos como síncopes, apatía, falta de concentración.
Principales síntomas de anemia en el anciano:
- Palidez cutáneo-mucosa.
- Astenia y fatiga muscular precoz y progresiva.
- Manifestaciones cardiovasculares, como disnea, dolores anginosos.
- Trastornos neuropsiquiátricos (irritabilidad, somnolencia, depresión, pérdida de memoria)
- Trastornos gastrointestinales (pérdida de apetito, náuseas, estreñimiento o diarrea).
4. Cataratas

La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que existen unos 253 millones de habitantes con problemas visuales, de los cuales 36 millones tienen ceguera y 217 millones con problemas visuales de moderada a grave.
Según la tesis ‘Efectividad del programa educativo “salud ocular” en el autocuidado en cuidadores del adulto mayor post-operado de catarata en el Instituto Nacional de Oftalmología 2018’, el 81% de las personas con ceguera o discapacidad visual de moderada a grave son mayores de 50 años. En los adultos, las cataratas se presentan de forma lenta e indolora.
Además se señala que las cataras, es una enfermedad de los ojos caracterizada por la pérdida de la visión ocular, que afecta al 75% de las personas mayores de 65 años.
Una mala alimentación puede llevar a una mala salud ocular, los síntomas más comunes son:
- Deterioro de la visión
- Ceguera por deslumbramiento de luz muy brillante
- Disminución del contraste y alteración de imágenes
- Visión doble
- Miopización
- Trastorno de la percepción de colores
Para evitar esta enfermedad, se debe tener una alimentación rica en alimentos naturales especialmente los que contengan abundante vitamina A, B y C; y algunos minerales como zinc, magnesio, calcio, entre otros.
5. Alzheimer

De acuerdo con la Revista Chilena de Neuro-siquiatría, la enfermedad de Alzheimer (EA) es la principal causa de demencia entre los adultos mayores.
El alzheimer es un trastorno grave degenerativo, producido por la pérdida gradual de neuronas cerebrales, cuya causa aún es desconocida.
La enfermedad afecta a las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje.
La alimentación puede influir en la enfermedad. Los alimentos cargan nutrientes y muchas sustancias químicas naturales, en nutrición ya se habla de formas de alimentación para combatir el envejecimiento.
Contar con nutrientes claves para la persona que sufre de alzheimer ayuda a la prevención y al tratamiento de esta enfermedad.
Recomendación de una dieta balanceada
Las dietas para el adulto mayor deben tomar en cuenta las necesidades de cada persona. Un plan básico de cuatro comidas es recomendable, en la dieta, debe incluirse preparados como caldos, cremas, con trocitos de proteínas, tales como la carne, el pollo, pavo y el pescado.
En el mercado, varios suplementos nutricionales también podrían mejorar la calidad de vida del adulto mayor, uno de ellos, podrían ser el cloruro de magnesio, que previene enfermedades cardiovasculares.
En Botica Barcia, se encuentra el preparado magistral Súper Huesos, Triple Fórmula, un preparados que contiene cloruro de magnesio, más citrato de calcio y vitamina D3.
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Referencias:
- Bolet Astoviza, M., & Socarrás Suárez, M. M. (2009). La alimentación y nutrición de las personas mayores de 60 años. Revista Habanera de Ciencias Médicas, 8(1), 0-0.
- Donoso, A. (2003). La enfermedad de Alzheimer. Revista chilena de neuro-psiquiatría, 41, 13-22.
- García Vélez, M. B. (2014). Manual de alimentación para el adulto mayor (Bachelor’s thesis, Quito: Universidad de las Américas, 2014.).
- Ibarra Yancan de Villegas, M., & Montes Pariona, J. (2018). Efectividad del programa educativo “salud ocular” en el autocuidado en cuidadores del adulto mayor postoperado de catarata en el Instituto Nacional de Oftalmología 2018.
- Jiménez, B. T., Andux, I. P., González, J. A. R., Soria, N. R., & García, Y. L. (2009). Factores de riesgo de osteoporosis en el adulto mayor. Revista Cubana de Reumatología: RCuR, 11(13), 35-43.
- Restrepo, S. L., Morales, R. M., Ramírez, M. C., López, M. V., & Varela, L. E. (2006). Los hábitos alimentarios en el adulto mayor y su relación con los procesos protectores y deteriorantes en salud. Revista chilena de nutrición, 33(3), 500-510.
- Troncoso Pantoja, C. (2017). Alimentación del adulto mayor según lugar de residencia. Horizonte Médico (Lima), 17(3), 58-64.